Muchos de los visitantes que llegan a Estambul no salen de Sultanahmet: algo que, aun siendo una pena, no sorprende. Sus mezquitas y museos –incluida la grandiosa Santa Sofía– conforman una especie de cápsula del tiempo de la historia bizantina y otomana única, y su formidable oferta cultural, comercial y hotelera se puede recorrer cómodamente a pie.
Lo mejor en un día
En Estambul, todos los caminos llevan a su centro espiritual, la plaza de Sultanahmet. Enmarcado por los majestuosos edificios de Santa Sofía y la Mezquita Azul, este modesto jardín se levanta sobre las ruinas del Gran Palacio de Constantinopla y es un punto óptimo para iniciar la exploración del barrio. Tras visitar la Mezquita Azul, se puede enfilar hacia el Museo de los Mosaicos del Gran Palacio y las tiendas del bazar de Arasta, antes de acabar en Santa Sofía y sus tumbas.
Tras almorzar en Erol Lokantası puede darse una vuelta por el Hipódromo y entrar al Museo de Arte Turco e Islámico y a la Cisterna Basílica. Al atardecer se toma un trago en Cihannüma o en el patio trasero del Yeşil Ev.
Para cenar, pruébese el rico pescado local en el Ahırkapı Balıkçısı o el Balıkçı Sabahattin, antes de desconectar con un narguile (pipa de agua) en el el Cafe Meşale o el Derviş Aile Çay Bahçesi.